Thursday 28 February 2013

Bhabha


El salto cuantitativo de Bhabha es aportar una creatividad al colonizado. El post-colonialismo como una respuesta creativa y no sólo un repertorio de injusticia y represión. Esto lo logra Bhabha con la filosofía de Derrida: la deconstrucción del discurso, logos occidental, desde y con la intervención del Otro.  


Dialéctica derridariana:

El mecanismo básico del deconstructivimos derridariano es reversal-displacement, (inversión-desplazamiento). (Drichel, 595) (Drichel, 606) Ninguna idea-discurso es una realidad inamovible e incuestionable. Al contrario, cada idea, discurso tiene su opuesto. Si localizamos ese opuesto reprimido, relegado, subyugado, en la cima, estamos realizando una inversión.
  •     Indio holgazán (Colonia), indio mexicano (Revolución). Metafísica apolínea (trascendencia espiritual) y Metafísica dionisaca (trascendencia corporal)     

Derrida realiza dicha inversión, pero en realidad el tiempo las realiza por su cuenta. El tiempo revierte todas las dicotomías, por eso el interés de situar los conceptos fuera del Logos intemporal, en el correr del tiempo. A esta cambio diacrónico, le llama desplazamiento temporal. Ahora, es muy importante que, anterior al desplazamiento temporal, exista una inversión. Sin esta inversión, no hablaríamos de deconstrucción sino de asimilación.

   El desplazamiento se lleva a cabo en la temporalidad, en la subjetividad histórica (155). No puede ser de otra manera, porque no hay nada que lo trascienda. El libro, como la Palabra es un presente estático, un presente donde se resumen las luchas del pasado y se proyectan las del futuro. Pero con Bhabha, el Libro, la Palabra deja de ser una esencia, para convertirse en una “artefacto estratégico para un compromiso colonial específico.” (163) El tiempo es, además, la posibilidad de revertir la Palabra.     


"Signs taken for wonders"

Empieza el texto como ejemplos de un post-colonialismo tradicional: Biblia y Conrad. Luego incluye a Said, y una alusión a su interés de revelar la lucha de poder pero sólo como “puristas de la diferencia”. Es decir, sin tomar en cuenta lo híbrido, la mezcla. Enfatizando únicamente, la opresión, polarización del Otro.

Bhabha en cambio encuentra algo en esta relación dual “colonizador-colonizado”, una “huella”, un “excedente”, de la participación del Otro, algo que revienta el sistema por dentro

El colonizado rechaza el narcisismo colonizador por medio de estrategias de subversión. Dichas estrategias oscurecen la transparencia de la Palabra, el Discurso ocasionando, a su vez, una otredad como enigma, misterio, incomprensión. En este punto, la relación es de “negativa transparencia.”


Híbrido

Esta relación de subversión tiene, en realidad, su génesis, o ejemplo, en la separación del significante con el significado, el alejamiento con la Palabra como Símbolo y Realidad, y en cambio, la Palabra como Significante, peligrosamente vacío. (162) (155) Da paso de la autoridad objetiva a la subjetividad histórica.

Lo Híbrido se presenta en oposición a una identidad ‘unitaria’ ‘originaria’ (Easthope 342) representada por un ego trascendente, capaz de controlar, regular su inconsciente. Se opone pues al invididuo de Descartes: sujeto relacionado a pensamiento, pensamiento relacionado a razón. Lo Híbrido desafía el sentido de una identidad cultural homogénea, una fuerza unificadora que aporte sentido a la Historia y que legitime, por medio de su Pasado, la misión civilizadora, la tradición de un Pueblo.  

Lo Híbrido no resuelve la tensión entre dos culturas, al contrario, mantiene la tensión. Sobre lo Híbrido no se construye nada, no hay reino, Historia de lo híbrido (Easthope 343) Su misión es relativizar, perturbar presentando la diferencia sobre la cual se sostiene todo concepto. Al denunciar la dualidad, la dicotomía, muestra que ambas dependen de la otra, no sólo de manera represiva, subordinada, sino creativa.

No se trata de llegar a un multiculturalismo, se trata, más Derrida, de deconstruir. Deconstruir la cultura como “objetos de contemplación moral y epistemológica”, en cambio un “aquí y ahora” para ser apropiado. La cultura como una fuente de conflicto.

Importa la pregunta, en lugar de la respuesta. Un proceso, más que una metodología. De ahí la incapacidad de obtener una conclusión “razonable”. De ahí el interés por la paradoja. De ahí que lo híbrido resulte más en una poética que en una epistemología. 

Hibridez: conserva la trascendencia (Drichel, 591), pero sólo en nombre.


¿Dónde está esa hibridez?

Bhabha encuentra en la ‘imitación’ de Derrida un signo claro de lo híbrido. Él le agrega el toque de burla: ‘mockery’, pantomima. Esta burla puede ser consciente o no, en realidad no importa. Lo burlesco se ve reflejado en la apropiación del discurso hegemónico por un Otro al cual no está dirigido.

Bhabha también encuentra lo híbrido en la “estrategia metonímica”. (172)  Recordemos que la metonimia es tomar una de las partes por el todo. El Otro por medio de algunos detalles concretos del Libro, cuestiona y revierte el discurso total del mismo. Lo mina desde el interior, convirtiendo lo disciplinario, en desiderativo, apropiándose el texto pero desde lo híbrido, una nueva interpretación y un nuevo uso.

Como ejemplos de lo híbrido en México, podríamos pensar quizá en la Virgen de Guadalupe, una apropiación que aportó otro significado al personaje, lo convirtió en divinidad más importante de su religión, la madre tierra, la madre en general. En literatura, un ejemplo podría ser el cuento como género americano, o la implosión de géneros literarios en autores como Borges y Monterroso.


Otros conceptos importantes de Bhabha:

Performativo

Imposibilidad de una identidad esencial, inamovible, ‘pedagógica’ en el mundo moderno. Las identidades se dan en los intersticios y de manera performativa. Es decir, se actúan, se recrean, se representan.  

Esta idea va a tener gran interés en los estudios de género, donde la asignación de un género no implica una personalidad inamovible, basada en estereotipos. Aquí no hay espacio para la relación vertical, se debe adoptar una política de improvisación y consenso. Según Drichel, lo performativo es “postontológico, sin carga ontológica.” (538)


Limen

Este término evoca la “experiencia límite” de Foucault. Según Kalua, se trata de una dialéctica sin trascendencia. Una especie de ritual dionisiáco, proteico, despojarse del individuo y ser poseído por el otro, lo reprimido. (24) Pero tampoco se es el Otro, se es intermediario. Se trasciende la estructura y la hegemonía.

Lo liminal permite reanimar una búsqueda identitaria sin ideas fijas, desde una posición local, creativa. (Kalua, 30)


Tercer espacio

Por el simple hecho de existir la dualidad, hablamos de la subordinación de un otro.  Esta dualidad se hace jerárquica por el lugar, “location”, “place of utterance”, desde la cual se plantea. Una entidad explica a la otra de manera bilateral pero no igualitaria, por el simple hecho de ser colonizado ocupa la base. Trascender o anular la dualidad. Es el intento de Bhabha. Trascender con tercer espacio, anular con hibridez.

Este Tercer espacio lo califica Kalua como una ‘assimilación de contrarios’ (Kalua, 25) donde las “contradicciones se sintetizan y se superan” Third Space como un lugar de enunciación que neutraliza las certidumbres del pasado, Historia, logos. Un lugar casi místico, que no es ninguno de los dos lugares, y a la vez permite el cuestionamiento, la deconstrucción de los dos. Más que un lugar en específico, es el lugar oscuro de los lugares.  

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