Antes de empezar a analizar la teoría de Williams, los estudios culturales,
es importante aclarar un punto. Se ha dado en catalogar dentro del mismo grupo
a todo aquel teórico que estudia a la cultura en relación con las prácticas
económicas y políticas, como si todos compartieran el mismo programa. En un
estudio importante, María Luengo Cruz, crea la separación teórica de escuelas
que suele ser enlistadas dentro de un mismo grupo homogéneo y cerrado. Todas
ellas se interesan en “los aspectos
fácticos”, “prácticas o acciones con
significado”, (103) pero lo hacen con una ideología distinta. Aquí los
cuatro factores bajo los cuales ordena a estos grupos.
Teorías de cultura
popular
Racionalistas: “la cultura responde
mecánicamente a fuerzas externas” (106)
Idealistas: “acentúan la dimensión
interna, subjetiva de la cultura.” (106)
Colectivista: “los patrones culturales preceden a los
hábitos culturales del individuo porque, a su vez, dependen de una estructura social preexistente que
dirige la producción y recepción
colectiva de la cultura, bien hacia un sistema impuesto desde fuera, por
ejemplo la sociedad capitalista del
consumo (racional-colectivismo), bien hacia unos principios internos (ideal-colectivismo)” (106)
Individualista: “la cultura es consecuencia de una opción individual. El individuo autónomo, libre, decide las pautas
de la creación y función estética, al margen de cualquier tipo de
condicionamientos sociales.” (106)
Adorno y Horkheimer entran en
racional-colectivista porque
La cultura como una industria cuyo fin es ajeno a la creatividad
individualista, al arte por el arte mismo, sino que es un fin mercantil. La obra
se convierte en un producto. Su
función estética es su consumo. Dichos productos tienden, claro está, a
estandarizarse, ser reiterativos porque importa la funcionalidad del efecto.
Además, responden sobre todo a lo que el cliente desee: hedonismo del cliente.
Aquí, claro está, las fuerzas externas y
la estructura social preexistente que dirige la producción y recepción
colectiva de la cultura es el capitalismo
feroz.
·
Hollywood o sitcoms donde intervienen una serie de
autores que, en conjunto, buscan las bromas o las frases adecuadas y con
mayor éxito para ser consumidas por un
público en específico. Adiós a la inspiración y mensaje personal, al cine de
autor. Este se trata de un cine de consumo.
MacDonald y Greenberg ideal-individualista
El arte es singular, subjetivo,
universal y con un desinterés por lo social, político. Existe una pureza de
la obra, su unicidad que no puede reproducirse en serie. Aquí las opciones son
tomadas por unos cuantos genios o
artistas superdotados que cambian, desde su individualidad, a la sociedad en su
conjunto.
·
Biografías del siglo XIX. Romanticismo: individuo
superdotado. La literatura como una manera de educar la sensibilidad del
espectador.
Hana Arendt no-racionalista
Diferencia entre cultura y entretenimiento. Existen objetos de cultura, que
se diferencian de los de entretenimiento, entre otras cosas porque los de
cultura están “más allá de su consumo inmediato”. A esto le llama Luengo “la
pauta de la durabilidad”.
Bejamin ideal-colectivista
Existen fuerzas externas y estructuras
sociales preexistentes que dirigen la producción, pero recuperan el valor
de la autoría, la dimensión interna,
subjetiva del arte. No existe un arte puro, “libre de cualquier interés
social”. Pero dado los cambios en los medios (fotografía, cine) su influencia
con las masas es mayor en el siglo XX.
Creemos que se trata del primer arte con una finalidad política, pero en
realidad cambia el soporte técnico.
·
Valoración del cine como una producción artística, Eisenstein.
Williams racional-colectivista
Se trata de una visión similar a la de Adorno en tanto que atribuye a estructuras sociales preexistentes y a
fuerzas externas la pauta principal para la producción y consumo cultural.
Existen, no obstante, grandes diferencias. Principalmente, la valoración de la cultura, que ya no
llama de masas, sino popular. Esta
valoración se da, sobre todo, en su potencial político. Dentro de este
mecanismo de competencias culturales, las clases y grupos desfavorecidos tienen
en la cultura una herramienta para revertir o sabotear dicha jerarquía.
Pero hay más. Vayamos ahora a las
cinco aportaciones que, según San Juan, tiene la teoría de Williams.
1)
La idea de cultura en relación a la política y la
economía, que le permite a ésta entrar en el terreno de la relevancia social:
“progressive and emancipatory approach.” (134)
2) El estudio de la
utilización de la cultura para sustentar la ideología y la política de los Estados,
sobre todo, los que han causado catástrofes económicas, ecológicas y sociales.
3) El “imperativo de solidaridad” al democratizar
la cultura, para que no sólo se aprecie el Arte (blanco, hombre, occidental), y
el resto, lo que en realidad se consume, sea despreciado.
4) Cambios tangibles en la
democratización del a cultura. La realidad es que cada teoría literaria fundamenta
una tipo de educación y de comunicación. La que hasta entonces existía,
fundamentaba una bastante elitista.
5)
La importancia de la participación activa, convertirse de
teórico hedonista en “agente social activo”.
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