Thursday 14 February 2013

Raymond Williams I



Antes de empezar a analizar la teoría de Williams, los estudios culturales, es importante aclarar un punto. Se ha dado en catalogar dentro del mismo grupo a todo aquel teórico que estudia a la cultura en relación con las prácticas económicas y políticas, como si todos compartieran el mismo programa. En un estudio importante, María Luengo Cruz, crea la separación teórica de escuelas que suele ser enlistadas dentro de un mismo grupo homogéneo y cerrado. Todas ellas se interesan en “los aspectos fácticos”, “prácticas o acciones con significado”, (103) pero lo hacen con una ideología distinta. Aquí los cuatro factores bajo los cuales ordena a estos grupos.

Teorías de cultura popular 

Racionalistas: “la cultura responde mecánicamente a fuerzas externas” (106)

Idealistas: “acentúan la dimensión interna, subjetiva de la cultura.” (106)

Colectivista: “los patrones culturales preceden a los hábitos culturales del individuo porque, a su vez, dependen de una estructura social preexistente que dirige la producción y recepción colectiva de la cultura, bien hacia un sistema impuesto desde fuera, por ejemplo la sociedad capitalista del consumo (racional-colectivismo), bien hacia unos principios internos (ideal-colectivismo)” (106)

Individualista: “la cultura es consecuencia de una opción individual. El individuo autónomo, libre, decide las pautas de la creación y función estética, al margen de cualquier tipo de condicionamientos sociales.”  (106)
 
Adorno y Horkheimer entran en racional-colectivista porque

La cultura como una industria cuyo fin es ajeno a la creatividad individualista, al arte por el arte mismo, sino que es un fin mercantil. La obra se convierte en un producto. Su función estética es su consumo. Dichos productos tienden, claro está, a estandarizarse, ser reiterativos porque importa la funcionalidad del efecto. Además, responden sobre todo a lo que el cliente desee: hedonismo del cliente. Aquí, claro está, las fuerzas externas y la estructura social preexistente que dirige la producción y recepción colectiva de la cultura es el capitalismo feroz.

·        Hollywood o sitcoms donde intervienen una serie de autores que, en conjunto, buscan las bromas o las frases adecuadas y con mayor  éxito para ser consumidas por un público en específico. Adiós a la inspiración y mensaje personal, al cine de autor. Este se trata de un cine de consumo.


MacDonald y Greenberg ideal-individualista

El arte es singular, subjetivo, universal y con un desinterés por lo social, político. Existe una pureza de la obra, su unicidad que no puede reproducirse en serie. Aquí las opciones son tomadas por unos cuantos genios o artistas superdotados que cambian, desde su individualidad, a la sociedad en su conjunto.

·        Biografías del siglo XIX. Romanticismo: individuo superdotado. La literatura como una manera de educar la sensibilidad del espectador.

Hana Arendt no-racionalista

Diferencia entre cultura y entretenimiento. Existen objetos de cultura, que se diferencian de los de entretenimiento, entre otras cosas porque los de cultura están “más allá de su consumo inmediato”. A esto le llama Luengo “la pauta de la durabilidad”.  

Bejamin ideal-colectivista

Existen fuerzas externas y estructuras sociales preexistentes que dirigen la producción, pero recuperan el valor de la autoría, la dimensión interna, subjetiva del arte. No existe un arte puro, “libre de cualquier interés social”. Pero dado los cambios en los medios (fotografía, cine) su influencia con las masas es mayor en el siglo XX.  Creemos que se trata del primer arte con una finalidad política, pero en realidad cambia el soporte técnico.

·        Valoración del cine como una producción artística, Eisenstein.

Williams racional-colectivista

Se trata de una visión similar a la de Adorno en tanto que atribuye a estructuras sociales preexistentes y a fuerzas externas la pauta principal para la producción y consumo cultural. Existen, no obstante, grandes diferencias. Principalmente, la valoración de la cultura, que ya no llama de masas, sino popular. Esta valoración se da, sobre todo, en su potencial político. Dentro de este mecanismo de competencias culturales, las clases y grupos desfavorecidos tienen en la cultura una herramienta para revertir o sabotear dicha jerarquía.

 Pero hay más. Vayamos ahora a las cinco aportaciones que, según San Juan, tiene la teoría de Williams.

1)    La idea de cultura en relación a la política y la economía, que le permite a ésta entrar en el terreno de la relevancia social: “progressive and emancipatory approach.” (134)
2)    El estudio de la utilización de la cultura para sustentar la ideología y la política de los Estados, sobre todo, los que han causado catástrofes económicas, ecológicas y sociales.
3)     El “imperativo de solidaridad” al democratizar la cultura, para que no sólo se aprecie el Arte (blanco, hombre, occidental), y el resto, lo que en realidad se consume, sea despreciado.
4)    Cambios tangibles en la democratización del a cultura. La realidad es que cada teoría literaria fundamenta una tipo de educación y de comunicación. La que hasta entonces existía, fundamentaba una bastante elitista.
5)    La importancia de la participación activa, convertirse de teórico hedonista en “agente social activo”.  

No comments:

Post a Comment