Antecedente de la cuestión
El trabajo de Williams en Cultura y Sociedad se centra en el trazado histórico de tres
conceptos clave: Industria, Democracia y
Arte. Dicho trazado empieza a finales del siglo XVIII y concluye en nuestra
época. La pregunta clave es, por qué esos conceptos.
En ellos se centran tres
poderes: Económico, Político y Cultural. Estos tres poderes se relacionan entre
sí, no están alejados el uno ni el otro, ni subordinados, están en diálogo. Y
la conclusión de este diálogo en Inglaterra es, el siguiente:
Arte: En una primera fase, tenemos el valor
independiente del arte y su importancia en las cualidades que encarna para la sociedad. En una segunda etapa, el
estrés se otorga al valor mismo del
arte, ajeno a su valor social. Por último, el énfasis se ubicó en la manera
de reintegrar el arte a la vida común
de la sociedad. En estas tres etapas, notamos una correspondencia con la idea
de Industria y Democracia. (246)
Democracia: Primero, preocupación
por la idea de la Democracia como un sistema político que podía entronar a las masas. Después, aparece
un ideal que imagina una sociedad
orgánica, comunitaria. Por último, adquiere una nueva visión de peligro ahora por lo que se entiende como democracia de masas.
Industria: Primera fase, idea de la Industria
como algo peligroso, extraño, que alienaba
la sociedad. En una segunda fase, el
resentimiento contra la industria se centra
en la máquina de manera aislada. Por último, en este periodo, la máquina y la
industria son aceptadas como inevitables.
En estos tres momentos, tenemos una clara interacción, primero hacía una
visión un tanto utópica, de lucha contra
lo novedoso: Democracia e Industria.
Después, esta novedad se acepta, sobre todo en el
tema político, y el Arte se repliega a una estética
reducida; la Industria se cosifica.
Por último, el Arte pierde toda relación con lo social, lo social por su lado se
sataniza con el término democracia de masas y el privilegio mayor se da a la
Industria, algo inevitable.
Frente a este desarrollo que no privilegia ninguna
de las tres visiones, cultural-política- económica, Williams ubica su última
gran aportación: el análisis del concepto
de masas.
Situación actual
Masa como una nueva manera de nombrar al populacho
y su “credulidad, inconstancia, prejuicio de rebaño, bajeza en los gustos y las
costumbres”. (247) Con esta idea, es claro que la cultura y la democracia
estaban siendo amenazadas, el peligro era que lo mejor, lo más sagrado cayera
en manos de quienes no sabrían apreciarlo. Peor aún, en manos de quienes
podrían apropiárselo y hacer cosas indignas del nombre cultura y democracia.
No obstante, de acuerdo con
Williams, las masas no existen. Las
imaginamos siempre en el otro, el
distinto, pero nunca nos concebimos a nosotros mismos formando parte de
ellas. Las masas han sido una “manera de ver a otra gente que se ha convertido
en característica de una sociedad como la nuestra” y esto con “fines de explotación político y cultural”.
(248) Bajo ella trasluce una idea sumamente conservadora que el poder (político
– cultural) debería estar mejor en unas manos,
pocas, especializadas. Ese Otro (obreros, pobres, ignorantes) no debe ser
la medida de la balanza.
Sin embargo, las masas somos todos. No podemos
identificarlo con una sola clase, un solo grupo. La clase media es quizá la
mayor consumidora de este arte y lo ha sido desde un inicio. Podríamos ubicar
el primer arte de masas, en 1740, con el nacimiento de la novela. Ian Watt
realiza un estudio brillante sobre dicho fenómeno literario, generado por la
masificación del gusto literario.
Arte de masas versus Arte
De ahí que sea importante,
evaluar el verdadero valor y diversidad del arte de masas
Para empezar, el arte de masas no está controlado ni
dirigido por las masas. Está controlado por agentes, en oposición, a fuentes. El agente niega la relación entre “comunicación y convicción” “experiencia y
expresión”, esto con la finalidad de obtener un fin comercial. (304) Estos
agentes son los que hasta ahora tienen los beneficios de una nueva posibilidad
cultural y esto, en gran medida, a nuestra idea peyorativa de dichos medios,
como algo de masas.
·
En segundo lugar, la valoración de la parte escritural,
literaria es enorme. Debido a que el público que juzga el valor estético, está
acostumbrado a adquirir gran parte de dicho valor en libros, asume que todo
el mundo debe hacer lo mismo, lo cual no es cierto. “El desdén por muchas de
estas actividades, que siempre está latente en los muy instruidos, es un signo
de los límites del observador”. (255) Por lo mismo, es necesario adaptarnos a
las nuevas formas de cultura.
Tenemos, por tanto, de un lado a la cultura como la herencia de la nueva clase ascendente o el producto de las antiguas
clases ociosas. (262) Una visión conservadora y liberal. En ambos casos, el
dilema no sólo se juega en la noción de Arte, pero en el modo de vida que éste implica, en los códigos lingüísticos, en la justificación
casi existencial. Este fenómeno puede verse de manera clara en la Rusia del siglo XIX (263), con su
división tajante entre la nobleza (que habla francés) y los esclavos campesinos
(folklor).
Propuestas
Frente a este dilema,
Williams aborda los conceptos de “solidaridad”
y “servicio”. En realidad, no debe existir un desafío entre estas dos
culturas, alta y baja, elitista y de masas, en una verdadera sociedad
democrática. Debería, en cambio, existir una igualdad de posibilidades y de juicios estéticos. Para realizar
dicho cambio, el ideal burgués individualista (sube la escalera del éxito) debe cambiar (remover escalera y subir en grupo). Esta aportación la ha hecho, en gran medida, la cultura obrera. Durante el siglo XIX, a la par que grandes
individuos escribían novelas, el movimiento obrero creaba grandes obras de
solidaridad: sindicatos, periódicos, etc. Ellos se esforzaron por la verdadera
democracia.
La “solidaridad” con fines
culturales y sociales enfrenta dos problemas.
- El primero es el énfasis que la sociedad consumista y clasista otorga a la “habilidad” del individuo. De esta manera, el individuo termina siendo su habilidad ya que ésta le da, a su vez, importancia social. Pero la habilidad debería ser un elemento más, quizá secundario, del ideal de bienestar y progreso social.
- En segundo término, se encuentra la posibilidad de disentir, la diversidad dentro de la solidaridad. En ocasiones, dicha desavenencia se entiende como traición.
El resultado, superadas estas trabas, es una cultura valorada en conjunto,
de manera libre y comunitaria. Existe un gran potencial en esta opción.
Potencial que sólo podría ser alcanzado si analizamos, como Williams lo ha
hecho, el significado de las palabras, lo que en realidad develan, muestran y
significan. Las palabras que conformen un nuevo lenguaje de vida. (275)
Metodología:
- Productor (Códigos lingüísticos y culturales, editorial, editor, historia personal, campo cultural, difusión).
- Consumidor (Códigos lingüísticos y culturales, modos de consumo)
- Contexto: ¿Soporte material, libro, cine? ¿Género literario? ¿Lugar de consumo? ¿Críticos, textos-comentarios?
- Obra: Dónde y cómo se establece-expresa la comunicación-expresión entre estos tres elementos.
- Conclusión: La manera en que estos cuatro elementos han expresado un arte democrático, liberal, conservador; un arte para masas, subculturas, elite; un arte con un mensaje humanista, socialista, post-moderno; un arte abocado a las formas (conservador) o al contenido (liberal).
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